Cesárea, intervención quirúrgica consistente en extraer el feto a través
de una incisión en la pared abdominal y el útero. Esta intervención se
ha venido realizando desde la antigüedad para salvar la vida del feto en
situaciones en que la madre había muerto o estaba agonizante. Según la
tradición, el político y militar romano Cayo Julio César vino al mundo
de esta manera, de ahí el nombre de cesárea. En el derecho romano esta
intervención sólo podía realizarse cuando la madre había fallecido antes
del parto, lo que cuestiona la veracidad de la tradición, ya que se
sabe que la madre de Julio César vivió todavía mucho después del
nacimiento de éste. La primera cesárea realizada a una mujer viva de la
que se tenga noticia fue realizada en 1610. Debido a la alta mortalidad
de la intervención, no se generalizó hasta que a finales del siglo XIX
el desarrollo de las técnicas quirúrgicas y antisépticas redujo sus
riesgos.
En la actualidad, se realizan cesáreas cuando el tamaño del canal del parto es demasiado pequeño para permitir el paso del feto, o cuando en el transcurso del parto aparecen determinadas complicaciones como hemorragias en la parturienta, sufrimiento fetal (falta de oxígeno al feto), presentaciones anómalas (es decir, cuando el feto se encuentra en una posición inhabitual), o dificultad en la dilatación del cérvix. A partir de la década de 1970, el número de nacimientos por cesárea se incrementó de forma considerable, pero en 1989 se llegó a la conclusión de que muchas de las cesáreas realizadas eran innecesarias. Por ejemplo se desmintió el concepto erróneo de que una mujer a la que se había practicado una cesárea no podía tener en lo sucesivo partos por vía natural debido al riesgo de rotura uterina. Aun con las condiciones quirúrgicas modernas, la mortalidad materna asociada a la cesárea es tres veces superior a la de un parto natural, por lo que esta intervención se restringe cada vez más.
En la actualidad, se realizan cesáreas cuando el tamaño del canal del parto es demasiado pequeño para permitir el paso del feto, o cuando en el transcurso del parto aparecen determinadas complicaciones como hemorragias en la parturienta, sufrimiento fetal (falta de oxígeno al feto), presentaciones anómalas (es decir, cuando el feto se encuentra en una posición inhabitual), o dificultad en la dilatación del cérvix. A partir de la década de 1970, el número de nacimientos por cesárea se incrementó de forma considerable, pero en 1989 se llegó a la conclusión de que muchas de las cesáreas realizadas eran innecesarias. Por ejemplo se desmintió el concepto erróneo de que una mujer a la que se había practicado una cesárea no podía tener en lo sucesivo partos por vía natural debido al riesgo de rotura uterina. Aun con las condiciones quirúrgicas modernas, la mortalidad materna asociada a la cesárea es tres veces superior a la de un parto natural, por lo que esta intervención se restringe cada vez más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario